El síndrome urémico hemolítico, la toxoplasmosis, la rabia, la
triquinosis y el mal de Chagas son algunas de las enfermedades zoonóticas más
comunes. Especialistas aseguran que bastan algunas rutinas y prácticas muy
simples para combatirlas con alta posibilidad de éxito. Llevan adelante un
proyecto de difusión en las escuelas, mediante el cual recomiendan hábitos de
higiene y la tenencia responsable de animales, entre las claves.
Factores ambientales, sociales, económicos y culturales se
suman para favorecer o combatir la presencia de enfermedades en seres humanos
cuyo contagio a través de los animales -conocidas como zoonosis- puede evitarse
con pequeñas pero constantes medidas de prevención. Los doctores Daniel Tanzola
y Silvia Guagliardo, docentes e investigadores del departamento de Biología, Bioquímica
y Farmacia, destacan que la educación es fundamental.
Por eso han propuesto un proyecto de capacitación para
docentes de todos los niveles educativos para reconocer cómo prevenir las
enfermedades parasitarias en base a estudios de casos. “La idea es que ellos
sean multiplicadores de salud en las aulas y en sus casas. Además, la intención
es que se hable de manera cotidiana de zoonosis y prevención, no sólo cuando
aparecen noticias de brotes en los medios periodísticos. Como el proyecto es
tipo taller el interés de los docentes es muy grande, y se esfuerzan mucho por
capacitarse para llevar los temas al aula. A nosotros estas actividades nos
sirven para retroalimentarnos mucho y definir nuevas áreas de trabajo”, señalan
los profesionales.
“Tenemos que diferenciar de qué tipo de zoonosis se trata
para hacer un buen diagnóstico clínico. La toxoplasmosis -enfermedad infecciosa
ocasionada por un protozoo y cuyo principal hospedador es el gato-, la
hidatidosis -enfermedad parasitaria causada por gusanos platelmintos-, y la
triquinosis -enfermedad parasitaria causada por gusanos del género Trichinella-,
son enfermedades que no se manifiestan en forma sintomática en los animales o
mascotas caseras”, señala Tanzola a Argentina Investiga.
Por eso, en estos casos, lo principal es la tenencia
responsable de animales, con asistencia y controles médico veterinario
frecuentes, y cumplir con los planes de vacunación y desparasitación periódicos.
También, cumplir con hábitos de higiene. En el caso de los gatos o perros
domésticos, no tomar contacto con la saliva o la sangre del animal, no
permitirle estar en la cama o los sillones, lavarse las manos luego de jugar
con ellos, entre otros. “A nivel nacional, otras dos de las principales
zoonosis transmitidas por vectores de contagio son el dengue y el mal de
Chagas”, agrega.
Según explica su colega, la doctora Guagliardo, en las
enfermedades parasitarias “las dos vías principales de contagio son la ingesta
de alimentos y el contacto con animales. Hay una relación directa entre
condiciones socioeconómicas y parasitosis. En sectores con menos desarrollo o
menores condiciones de higiene y salubridad -como cloacas, agua potable, etc.- la
incidencia de estas enfermedades es mayor. La presencia de roedores, perros sin
desparasitar, animales callejeros, gatos sin vacunar o criaderos de cerdos sin
controles bromatológicos es altamente favorable a la aparición de zoonosis en
los ambientes urbanos y periurbanos”.
En cuanto a edades, los niños son más vulnerables porque su
sistema inmune no está tan desarrollado como el de los adultos, y por sus
hábitos de juego con las mascotas. “También hay cuestiones culturales. Por
ejemplo, creer que los chacinados caseros son mejores que los comprados, cuando
estos últimos tienen todos los controles necesarios. La carneada familiar, en
la que luego se reparten los productos, está muy instalada en amplios sectores
del país, pero si no va acompañada de un análisis bromatológico profesional que
certifique su aptitud para el consumo, luego es común ver a varios miembros de
la familia portadores o enfermos de triquinosis”, agrega el doctor Tanzola.
“La mayoría de las zoonosis urbanas son asintomáticas en las
mascotas. Son silenciosas y de muy difícil diagnóstico, la sintomatología en el
ser humano es muy errática y en algunos casos se demoran varias semanas los
resultados de laboratorio. Allí la enfermedad ya ha proliferado y el caso es
más grave”.
Fuente: Infouniversidades
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