miércoles, 3 de octubre de 2012

La salud, política de Estado (1ra parte): Estado de situación

El 2 y 3 de Septiembre se realizó el IV Congreso interdisciplinario de Salud en Bahía Blanca. Allí estuvo presente el Distrito IV, a través de su Presidente, el Dr. Rubén H. Tucci, quien expuso acerca del tema “Salud como Política de Estado”.
En su disertación, expuso el estado de situación de la salud pública y elaboró algunas propuestas para abordar esta problemática.


Por Dr. Rubén H. Tucci

Las políticas públicas de los años 90, centradas sobre lo económico impulsaron un modelo de país, basado en la concentración del ingreso y en la exclusión. Estas políticas reservaron para el área social del Estado el poco digno rol de compensar, o aliviar parte de los daños que el modelo preveía, en un marco de fragmentación, clientelismo y rencillas entre jurisdicciones.

La crisis del 2001 estranguló a todo el sistema de salud, hizo que se recortaran prestaciones, se limitara la excelencia y se crearan programas de emergencia, aumentando la inequidad. La gran cantidad de población en situación de pobreza estructural, definida a partir de los indicadores de Necesidades Básicas Insatisfechas supuso un des-equipamiento social de las familias que las colocó en amplia desventaja para prevenir y enfrentar problemas de salud. La salud de la población se vio afectada por diversos mecanismos que combinados alcanzaron un efecto devastador en algunos casos y la preocupante destrucción del tejido social que sirvió como base a un cuadro de violencia que no tiene precedentes.

Los problemas de financiamiento del sector público, hospitales, centros de salud, etc. expresado en la  caída de la capacidad de compra combinado con un aumento de la demanda de los sectores empobrecidos, generaron un  incremento de sus niveles históricos de rechazo y  nos colocó en la obligación moral de denunciar la existencia de excluidos absolutos en el acceso a los servicios de salud.

El financiamiento de las Seguridad Social se resintió, como consecuencia del  empleo en negro y/o el desempleo (que persiste en importantes sectores), la reducción de los aportes patronales, y por el efecto negativo de la denominada flexibilización laboral que ha afectado a las Obras Sociales Nacionales.

El sector prestador privado, en buena parte dependiente de la seguridad social, presenta graves problemas de financiamiento y de costos producto del aumento de los insumos importados; se encuentra frente al desafío de sobrevivir en mercados globalizados en donde concurren nuevos agentes económicos. El gasto de bolsillo en salud para la gente se ha disparado, cualquiera sea el subsector donde se atienda y sobre todo han desaparecido los ya reducidos rasgos de solidaridad de los servicios instalando un comportamiento fragmentario plagado de barreras para el acceso. 

En este contexto la deserción del Estado en su responsabilidad sobre la salud resultó evidente, basta para ello verificar la total incoordinación entre los 3 subsectores, la fragmentación intra e intersectorial, la discrecionalidad en el manejo de la coparticipación y el desconcierto y el vacío de políticas y marcos legales bajo las cuales operan los municipios lo que ha generado la más variada gama de soluciones, algunas ingeniosas, otras solidarias y otras francamente regresivas y expulsivas.
                                                                                                         
Ante este escenario se hace necesario garantizar el derecho a la salud movilizando para ello las diferentes instancias del Estado y de la sociedad civil. No se trata de volver a la antinomia Estado o Mercado sino de trabajar por un estado más social superador del estado desertor de los 90. Es para ello necesario  generar una autoridad sanitaria  responsable y capaz de promover la salud de la población, monitorear y prevenir los daños evitables, de favorecer la participación social, de ofrecer servicios de salud de cobertura y calidad adecuada, articulados en redes complementarias intra e interinstitucionales, de propiciar un financiamiento de carácter equitativo y de regular la actividad privada para garantizar el bienestar general. Por otro lado, la atención a la problemática de los trabajadores de salud, que han padecido mensajes contradictorios y postergaciones injustificables, adquiere un carácter prioritario en la dinámica del sector.  

Cuando la Salud es una Política de Estado, este debe asumir la conducción del sector salud para revertir el actual estado de deuda social. La concepción con la que se asume tal responsabilidad es la de entender este espacio, como espacio de lo público y una Política de Estado. Es decir considerar la salud como bien social y con una intensa intervención del Estado en la regulación, provisión y control de sus resultados. En este contexto el Estado actuará como garante del derecho constitucional que tienen los habitantes, de acceder a los servicios y al cuidado de la salud, para lo cual ejercerá su responsabilidad como regulador, financiador y proveedor de servicios. También ejercerá sus funciones de control en los tres subsectores, Publico, Privado y de Obras Sociales.

La inmensa mayoría de los problemas de Salud son aquellos que no requieren para su resolución de costosa y sofisticada aparatologías, todo lo contrario. La mayor parte de la demanda conlleva para su resolución tecnología de bajo costo, mientras que una pequeña parte de los problemas de salud y que están representados por aquellas patologías de mayor gravedad requieren para su tratamiento niveles de complejidad alta y que por consiguiente requiere costosas y sofisticadas tecnologías.

Esta lectura de la realidad, nos autoriza a proponer soluciones que logren mantener a las personas lo más sanas posibles, es decir, hacer que el sistema cambie el eje de la enfermedad hacia el de la salud, y eso se logra con programas preventivos que sean eficaces en función de sus objetivos y costos. Surge entonces claramente y a consecuencia de ello, que éstos programas deberán ser desarrollados en todos los niveles del sistema; el énfasis para su desarrollo y aplicación, debe estar puesto en el lugar donde existe la mayor demanda, ese lugar no es otro que el Primer Nivel de Atención.