Hay que revertir la secuencia que coloca a los centros
asistenciales como último eslabón al que se recurre cuando ya no quedan
alternativas o las enfermedades están declaradas. Esto no se relaciona tanto
con las condiciones socioeconómicas de la población -aunque es allí donde más
pega la brecha entre riqueza y pobreza- o con el carácter público o privado del
sistema de salud, sino con el modelo con el que se concibe la provisión de ese
servicio básico y el lugar que ocupan los hospitales y clínicas en nuestras
vidas.
En eso trabaja Kathy Gerwig, norteamericana y californiana, impulsando
un cambio de paradigma en los sistemas hospitalarios. Ella es licenciada en
geografía y ciencias ambientales, forma parte de los consejos directivos de
varias organizaciones no gubernamentales reconocidas -entre ellas, Salud sin
Daño-, que trabajan en temas de sustentabilidad y seguridad ambiental en el
cuidado de la salud.
Aboga por la construcción de hospitales “de dimensiones
más humanas”, la reducción de los residuos y del uso de energía, el uso de
sustancias químicas seguras y la compra de alimentos cultivados de manera
sustentable dentro de la propia comunidad. Es una de las dirigentes que está
liderando la iniciativa Agenda Global para Hospitales Verdes y Saludables, que
integran ya varios hospitales públicos y privados de la Argentina.
Durante su
visita a Buenos Aires, Gerwig brindó una conferencia en el Hospital Fernández
sobre sustentabilidad ambiental en el cuidado de la salud, dirigida a
profesionales y autoridades de hospitales y sistemas de salud. Allí presentó
experiencias exitosas en que los profesionales de la salud pueden promover
cambios concretos dentro de sus propias instituciones.
¿No tienen ya suficiente tarea los hospitales con la
atención de los pacientes para ocuparse también de las cuestiones ambientales?
A nadie puede escapar que la salud humana y la salud
ambiental están íntimamente relacionadas. Hay una serie de factores ambientales
significativos, como la contaminación, que contribuyen a las enfermedades, o
directamente las provocan. Es nuestra tarea evitar esto siempre que sea posible
ofreciendo mejores servicios de salud. Pero además los hospitales contribuyen,
de hecho, a producir o incrementar problemas ambientales: utilizan mucha
energía que contribuye al cambio climático y productos que emplean sustancias
químicas perjudiciales y generan montones de desechos. Al analizar y cambiar
esos modos de funcionamiento del sistema hospitalario podemos mostrar a otros
sectores que es posible disminuir los factores ambientales que contribuyen a
las enfermedades y promover la salud haciendo descender las probabilidades de
contraer enfermedades.
¿Cuáles son los temas más preocupantes y cómo abordarlos de
otro modo?
Uno es el uso de energía que genera emisiones de gases con
efecto invernadero, quemando diferentes tipos de combustible, lo que contribuye
al cambio climático y tiene impacto en la salud, como problemas respiratorios,
propagación de enfermedades infecciosas, etc. Nuestra mayor prioridad es reducir
la cantidad de sustancias químicas y productos que utilizamos todos los días.
¿Ejemplos?
Un ejemplo es el vinilo. Los productos de vinilo están en
todo el ámbito de la salud, desde los pisos a las bolsas para inyectar líquidos
intravenosos, y cuando el vinilo se fabrica o incinera crea polución con
dioxano (dióxido de dietileno). El dioxano es un cancerígeno. Nosotros queremos
reducir la exposición a sustancias químicas que producen cáncer y podemos
hacerlo no comprando productos que contribuyan a esta enfermedad. Analizar
todos los productos y comprar los más seguros. Además, está la reducción de
desechos y consumo de agua. Los hospitales generan un montón de desechos y gran
parte de éstos puede reciclarse. Hay que proponerse ser más inteligentes respecto
de cómo trabajamos para no generar tanto desperdicio. La conservación del agua
es otro aspecto importante y eso también se relaciona con el cambio climático
porque el consumo de agua requiere bombeo y el bombeo requiere energía. Hay una
relación profunda entre proteger el agua y atenuar los efectos del cambio
climático. Y la quinta área en la cual debemos concentrarnos es la de los
alimentos. Alimentos sustentables, porque los hospitales compran mucha comida
para los cafés, para los trabajadores y los visitantes y para la comida de los
pacientes. Organizamos los mercados de granja con el fin de proveer verduras y
vegetales frescos a los hospitales para los que trabajan en el hospital y para
la comunidad circundante. Es una buena manera de mostrar que lo que es bueno
para el medio ambiente es fantástico para nuestra salud. Los hospitales deben
ser un lugar para la salud, no sólo para los que están enfermos.
¿Existe un cambio en el modelo tradicional hospitalario?
En el área de salud en las últimas décadas, el foco estuvo
puesto en tratar la enfermedad y ayudar a las personas enfermas a recuperarse.
La apreciación de los factores ambientales que contribuyen a la enfermedad
cambió la idea de lo que se necesita para que las personas se recuperen.
Concentrarse en la prevención significa que no sólo hay que tratar una
enfermedad sino remontarse hasta ver dónde están las causas. Por eso hay que
prestar atención a los niños y ocuparse de tratar la obesidad infantil, porque
es muy probable que los niños obesos sean adultos obesos y tendrán todos los
problemas de salud derivados de la obesidad. Lo mismo pasa con la
contaminación. Si los niños están expuestos a sustancias químicas nocivas,
cuando son adultos pueden tener problemas reproductivos o cáncer. Es una apreciación
de hasta dónde debemos ir para prevenir enfermedades que existen en la
actualidad, y una toma de conciencia para evaluar los factores que contribuyen
a la enfermedad y la necesidad de remontar la corriente para resolver estos
problemas de manera innovadora.
Entrevista: Fabián Bosoer - Fuente: Clarín
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