¿Qué es la
fiebre chikunguña?
Es una
enfermedad causada por un virus
transmitido por la picadura de un mosquito infectado. El nombre significa
“aquel que se encorva” ya que describe la apariencia inclinada de las personas
que lo padecen por los dolores musculares y articulares que suele provocar.
La enfermedad
está presente en África y Asia. Sin embargo, en diciembre del 2013 se confirmaron los primeros casos de transmisión
autóctona de este virus en América, específicamente en el Caribe.
¿Cuáles son los
síntomas?
Los síntomas
comienzan generalmente de 3 a 7 días después de la picadura del mosquito. El
síntoma más común es una aparición repentina de fiebre mayor a 38,5 grados, a
menudo acompañada de dolor en las articulaciones.
Otros síntomas
que pueden aparecer son: dolor muscular, dolor de cabeza, náuseas, fatiga y
erupción cutánea. El fuerte dolor en las articulaciones por lo general dura
unos pocos días, pero puede llegar a persistir durante meses o incluso años.
Las complicaciones graves son poco frecuentes y la mortalidad es muy baja.
¿Cómo se
transmite?
Se transmite a
través de la picadura de dos tipos de
mosquitos: Aedes aegypti y Aedes albopictus, las mismas especies involucradas en la transmisión del dengue.
Cuando estos
mosquitos pican a una persona con fiebre chikunguña pueden transmitir la
enfermedad si vuelven a picar. Pero no
se transmite directamente de persona a persona.
¿La fiebre
chikunguña es parecida al dengue?
Ambas
enfermedades son parecidas, pero la fiebre y el dolor de las articulaciones son
más intensos en la fiebre chikunguña. En esta última enfermedad es raro
observar hemorragia grave.
¿Cómo se trata?
La enfermedad no
tiene un tratamiento específico sino que se tratan los síntomas para aliviarlos
hasta que transcurra el proceso viral. En la mayoría de los casos, el
tratamiento es ambulatorio y consiste en controlar el dolor y la fiebre.
¿Cómo se puede
prevenir?Al igual que en el caso del dengue, como no existe una vacuna, la mejor forma de prevenir la fiebre chikunguña es disminuir los lugares donde se puedan criar mosquitos. Para ello, se deben eliminar los recipientes sin utilidad que pueden acumular agua (latas, botellas, neumáticos, trozos de plástico y lona), dar vuelta los que sí se usan (baldes, palanganas, tambores) o vaciarlos permanentemente (portamacetas, bebederos).