martes, 31 de julio de 2012

Parálisis braquial obstétrica: un riesgo en el parto que puede evitarse

Los hospitales reciben un promedio de cuatro casos semanales de este daño en el miembro superior que se produce generalmente durante el nacimiento y genera una lesión parcial o total del brazo. La importancia de acudir al médico de inmediato. 


Cada consultorio y guardia pediátrica pública de la Ciudad y provincia de Buenos Aires recibe hasta cuatro casos por semana de bebés con “brazos de trapo”, lo que los médicos llaman parálisis braquial obstétrica (PBO). Así lo aseguraron especialistas de la Asociación Argentina de la Cirugía de la Mano (AACM), quienes detallaron que se trata de una lesión de los nervios a la altura del cuello, que generalmente se produce por una dificultad en la expulsión de los hombros en el momento del parto. 

El nombre de esta patología responde a “parálisis” porque no hay movimiento, “braquial” porque afecta a todo el miembro superior (brazo), y “obstétrica” porque viene del parto. “La importancia de identificar y tratar esta lesión se debe a que puede dejar secuelas irreversibles en los movimientos y en la forma del miembro superior“, advirtió el doctor Andrés Dogliotti, miembro de la AACM. 

Por su parte, el doctor Sebastián Valbuena, también miembro de la AACM, advierte que “hay que desterrar la idea de que no hay nada para hacer, no importa la gravedad del cuadro, siempre hay algo para mejorar”. Sin embargo, el doctor Carlos Becker, miembro de la Sociedad de Obstetricia y Ginecología de Buenos Aires advirtió que “aunque menos frecuentes, existen casos de PBO intrauterino y en cesáreas. Lo cual da cuenta que no podemos reducir la causa solamente a una dificultad en el parto, en algunos casos puede llegar a ser congénita”. 

Síntomas 

“No todas las lesiones de PBO son iguales. Cada una es diferente y hay un amplio abanico desde los casos más leves a otros muy graves”, sostuvo Valbuena. Esta lesión es fácilmente identificable cuando el bebé es recién nacido, sobre todo si se trató de un parto prolongado y dificultoso. Se lo suele percibir en los primeros días de vida, cuando se observa en sus movimientos que uno de sus brazos no tiene la misma respuesta que el otro. Asimismo, también puede desaparecer la capacidad sensitiva de la mano ya que al afectar todos los nervios, el niño tampoco siente correctamente. 

Cuando la lesión se encuentra en etapas avanzadas, las deformidades llegan a ser muy marcadas, con acortamiento del brazo y posturas típicas de la patología. 

¿Qué médicos deben ver al bebé? 

El equipo de especialistas que deben trabajar de manera conjunta en la instancia natal son el obstetra, el neonatólogo o el pediatra a cargo. Si quienes asistieron al parto no logran evitar la lesión, deben detectarla, descartar otras afecciones, e informar a la familia de lo ocurrido durante las primeras semanas de vida. “Lo ideal es que sea evaluada antes del primer mes de vida por un cirujano -no importa especialidad- con experiencia en el manejo de esta patología”, afirmó Valbuena. 

El tratamiento 

El tratamiento en el bebé recién nacido consta de rehabilitación kinésica, terapia física, terapia ocupacional y otros tratamientos alternativos que son complementarios entre sí. “Es fundamental que cuanto más ejercicios y estímulos le demos al bebé en casa, mayor será la posibilidad de recuperación”, advirtió Dogliotti, para quien “todas las técnicas ayudan de alguna forma a estimular los nervios a recuperarse”. Asimismo, la colaboración de los padres y el tratamiento rehabilitador, permitieron la reeducación temprana de estas lesiones con muy buenos resultados. A medida que pasa el tiempo, si el niño no va recobrando ciertos movimientos espontáneamente, puede estar indicada una microcirugía de los nervios lesionados.

Fuente: Saludable